Si, aunque no lo parezca es otoño. Aunque los árboles no
hayan perdido sus hojas (es más, muchos de ellos ni siquiera han comenzado a
teñir las mismas de tonos pardos anaranjados) y la temperatura nos haya dejado
con las ganas de sacar el jersey de cuello vuelto y los guantes, el otoño ya
está aquí. Y si, aunque los sitios que
os voy a recomendar a continuación son mucho más llamativos cuando las hojas de
los árboles han perdido todo rastro de vida dejando atrás los tonos verdes por
otros más apagados, siguen siendo unos buenos sitios para visitar en esta época
del año.
El primer sitio que os recomiendo es “Los jardines del Buen Retiro”. Este
tan conocido parque del centro de Madrid, cuenta con una extensión de 125 hectáreas
y más de 15.000 de diversas especies, entre los que se encentra “El Ciprés Calvo”, el que es hasta
ahora es árbol más antiguo de Madrid, que ya lleva más 400 años contemplando a
las gentes de Madrid pasear por el parque. Hay que destacar que, este parque,
es considerado uno de los pulmones de Madrid (lo cual es un gran incentivo para
cuidarlo y mantenerlo) y a su vez nos ofrece ocio y deporte. Este parque guarda
en él grandes elementos arquitectónicos que harán las delicias de quien sepa apreciarlos,
como “El Estanque Grande”, “El Palacio
de Velázquez” o “El Palacio de Cristal”,
además de numerosas fuentes y esculturas (tantas que pondrían a prueba la
memoria hasta del mayor erudito).
El segundo sitio del que os vengo a hablar es “El Capricho”. Este frondoso rincón
conforma parte del patrimonio artístico-natural de Madrid. Para aquellos que no
sepan dónde está solo decirles que está situado en Alameda de Osuna, y esto lo digo porque paradójicamente es uno de
los lugares más desconocidos pese a ser uno de los parques más bellos. El
parque fue creado en 1784 como “capricho” de los Duques de Osuna (especialmente
de la duquesa), que era protectora de artistas, toreros e intelectuales. Se dice que la duquesa gustaba de invitar a
las personalidades más ilustres de la época para disfrutar de este espacio. Además,
este lugar ofrece tres estilos diferentes, que son: “El parterre francés”, “El paisaje inglés” y “El giardino italiano”. La combinación de la diversidad vegetal nos
ofrece, a la puesta de sol, una cromática imposible que convierte a este lugar
en un lugar ideal para pasear en ese momento del día. Como anécdota, estos
jardines poseen un “laberinto” hecho con laurel cuya función era la de servir
de escondite para los juegos amorosos.
Por último, pero no por ello menos bello, os quería hablar
de “El Hayedo de Montejo”. Cuenta la
leyenda que, algunos de los leñadores de Montejo, afirmaban que el bosque que
conocemos como “El Chaparral”,
estaba habitado por cientos de seres mitológicos como “duendes” o “hadas”, las
cuales hacían de su diversión el engatusar a los visitantes con sus dulces
cánticos y caricias para llevarlos a sus guaridas y convertirles en animales
como “la lagartija” o “el petirrojo” para dar mayor encanto al lugar. Pero,
leyendas a parte sobre la llegada de la fauna hasta este lugar, lo que sí que
es cierto que cerca del año 1460, el pueblo compró a un noble de Sepúlveda este monte de hayas y robles
a orillas del río Jarama. Este hayedo
forma un paisaje insólito dentro de la Comunidad
de Madrid. Su origen se remonta a
etapas lluviosas y húmedas postglaciares. La curiosidad que despierta este
bosque se debe a la dificultad de que esta vegetación se produzca a estas
latitudes, de ahí que no os las podáis perder.
Bueno y hasta aquí el post de hoy. Hasta la próxima.